El único legado que le transmitió su madre y que sus cuidadores le trasladaron desde su más tierna infancia fue un hermoso baúl de cuero labrado que contiene las obras manuscritas, de la ilustre Hildegard de Bingen, su antepasada.
Astronomía, medicina, poesía, música y otros muchos temas aún para ella incompresibles pero que le han servido de momento para aprender entre sus páginas algo sobre los rudimentos de las letras, el latín y las canciones.
Custodia el baúl como un tesoro y todas las noches al volver del trabajo, en su humilde casita al calor de la chimenea y a la precaria luz de un candil, hojea sin descanso los amarillentos manuscritos y miniaturas.

No hay comentarios: