En la historia de la nobleza española, una de las casas más encumbradas es la aragonesa de Híjar (teruel). El inicio se remonta al siglo XIII. Jaime I otorgó a Pedro Fernández de Híjar, hijo natural habido en su relación con Berenguela Fernández de Castilla (+ 1272), la mitad de Híjar y Urrea de Gaén, permutándolas por unas propiedades que tenía en el reino de Valencia. Así se formó el señorío de Híjar; con un titular, unos territorios, unos vasallos que los habitaban y que pagaban las rentas que permitían mantener su estatus.
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